2 caras, 1 moneda

“Él dice que quiere ir a [Cristo Rey] St. Martin porque los chicos que estudian allí consiguen buenos empleos”, dice Deborah Valderas sobre Daniel, su hijo de 9 años.

Cristo Rey St. Martin College Prep es la única escuela privada para alumnos de secundaria en Waukegan, Illinois, un suburbio al norte de Chicago y sede de algunas de las escuelas públicas con más bajo rendimiento académico en el estado.

Daniel es un estudiante de cuarto año que va a la Most Blessed Trinity Academy, una escuela privada de primaria en la ciudad de 90,000 habitantes. Deborah paga por la educación de su hijo con lo que gana como camarera de hotel. Gana $8.67 por hora.

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“Recibo mi devolución de impuestos, separo el dinero para pagar su colegio, pago mis cuentas y compenso lo que me falta vendiendo flan”, dice ella.

“Nací pobre y me moriré pobre. La mejor herencia que le puedo dejar a mis hijos es una educación”.

El hijo de Deborah sueña con encontrar un buen trabajo, del tipo que solía haber para gente como Gerry Witter, propietario de Waukegan’s Electrical Contacts Plus, fabricante de alta tecnología que produce relés eléctricos para autos pero que ha reducido severamente su producción en Estados Unidos durante los últimos años.

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En 2005, cuando Gerry comenzó a contratar personal en Waukegan, notó algo extraño. Los trabajadores que entraban a trabajar a su empresa tenían problemas con el equipo automatizado, por lo que él preparó una prueba de matemáticas con 10 preguntas para todos los que solicitaran empleo. Los resultados fueron alarmantes.

“Algunos sacaron resultados sobresalientes, muchos acabaron en último lugar y nadie sacó un resultado medio”, explicaba Gerry.

“Fue entonces cuando me di cuenta de que algo andaba mal con el sistema educativo. Muchas de estas personas carecían de conocimientos [básicos] y las empresas no pueden darse el lujo de ofrecer esa capacitación”.

Y salió en busca de respuestas.

“Fui a la oficina de desempleo y pregunté ‘¿Cuánta gente calificada tienen aquí?” Y me contestaron: “Casi ninguna, la mayoría de los que vienen ni siquiera pueden llenar los formularios”.

Fue entonces cuando Gerry decidió tomar cartas en el asunto.

Ahora dirige un programa de tutoría enseñando matemática básica a 15 alumnos de cuarto y quinto año en Waukegan todos los lunes utilizando Kahn Academy, una plataforma de aprendizaje por Internet. Mientras sus hijos reciben tutoría, las madres de Waukegan van a clases de salud familiar.

“Los niños son inteligentes, pero necesitan motivación para creer que son inteligentes. No es sólo un problema de su aprendizaje. Es un problema de fe en sí mismos”, dice Gerry.

“Ellos necesitan métodos únicos de enseñanza que las escuelas no les están facilitando. Quiero que las escuelas de aquí empiecen a utilizar esos métodos”.

Gerry no es el único queriendo ver que el distrito escolar mejore e innove. Casi el 70% de los que respondieron en Waukegan a una encuesta de We Ask America calificaron sus escuelas con C o peor. Y 2 de cada 3 de los encuestados de Waukegan respaldan la opción escolar.

Pero poco ha cambiado.

El estado del estado

Una nueva investigación del Illinois Policy Institute muestra comunidades en su mayoría hispanas, como Waukegan, con una población estudiantil hispana del 75% y muchas dificultades para ofrecer una educación de calidad. En todo el estado, los resultados educativos de su creciente cuerpo estudiantil hispano son mucho peores que los de sus homólogos blancos.

Mientras que la población estudiantil blanca y negra del estado se ha reducido en un 16% y un 12% respectivamente, desde el año 2000, la población hispana ha crecido en más de un 70%. Pero no se están cubriendo sus necesidades.

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Las brechas de aprendizaje comienzan temprano. Si los niños no saben leer al nivel acorde con su año escolar cuando cursan el 3º año, la probabilidad de que abandonen la secundaria se eleva marcadamente. En Illinois, menos de 4 de cada 10 alumnos hispanos de 3º año puede distinguir entre la idea principal y los detalles secundarios de una historia – éste es el estándar de lectura del 3º año establecido en la Prueba Estandarizada de Rendimiento de Illinois (ISAT). Sin embargo, casi 7 de cada 10 estudiantes blancos de 3º año en Illinois pueden hacerlo.

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Esa brecha persiste en años posteriores, como revelan los resultados de la prueba ACT de jóvenes de escuelas secundarias en todo el estado. Menos del 30% de estudiantes hispanos en el penúltimo año de la secundaria alcanza un puntaje compuesto de 21 o más puntos, que indicaría estar preparado para la universidad o una carrera profesional, en comparación con el promedio estatal del 46% y un promedio entre estudiantes blancos de más del 60%.

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La falta de una educación de calidad puso en gran desventaja a los trabajadores de minorías durante la última recesión. El índice de empleo entre hombres latinos en Illinois se redujo en más del doble comparado con el índice de todos los trabajadores de entre 25 y 54 años desde 2006 hasta 2013, según los datos del Departamento de Seguridad de Empleo de Illinois.

La responsabilidad por la brecha de oportunidades cae indiscriminadamente sobre padres, alumnos y las circunstancias. A los niños los regañan por el poco esfuerzo o por sus deficientes capacidades lingüísticas; a los padres, por falta de preparación y entrega. Muchos dicen que es culpa de la pobreza.

Pero algunos padres de Waukegan dicen que el problema no es la pobreza sino el empoderamiento.

Desequilibrio

“Sólo porque alguien viva en cierto lugar no significa que no se merezca el acceso a una educación de calidad”, dice Diana Baerga, una madre soltera de Waukegan. Su hijo de ocho años de edad, Ian, es autista. Su frustración con el distrito escolar es evidente.

“Como padres, nos ven como problemáticos, como una molestia. Si manifestamos nuestras preocupaciones, nos hacen a un lado”, dice ella. “Cuando dices algo, te hacen sentir que te portas como una engreída”.

Después de años de lucha con los administradores de escuelas públicas locales, Diana acabó inscribiendo a su hijo en una lotería por un puesto en una escuela chárter a estrenarse en Waukegan el próximo año escolar. Pero el nombre de Ian no salió premiado. Está en el puesto 30 de la lista de espera.

“Mi primera reacción fue que no éramos lo suficientemente buenos”, dice Diana. “Fue entonces cuando me enteré de la diferencia entre chárter y la opción escolar. “Para los padres, la opción escolar es como tener la sartén por el mango”.

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Diana dista mucho de ser la única progenitora en busca de una salida. Basta darle un vistazo a la situación de las escuelas de Waukegan y cualquiera puede entender el porqué. En Carman-Buckner, la escuela primaria con más bajo rendimiento escolar de la ciudad, sólo 2 de cada 10 estudiantes de 3º año saben leer al nivel acorde con su año escolar.

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Como es el caso en todo el estado, estos resultados acarrean graves consecuencias para el futuro. Ponen a los niños en enorme desventaja para los años escolares posteriores, como es evidente al comparar la Escuela Secundaria de Waukegan con otras escuelas secundarias del Condado de Lake, sede de algunas de las comunidades más ricas del estado – y con distritos escolares con los mejores resultados.

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Diana ha expresado claramente cuáles son sus preferencias. “Me gustaría ver más estructura en nuestras escuelas. Más estructura y mayor responsabilidad por la gestión”, dice ella.

Muchos padres de Waukegan coinciden con las exigencias de Diana. Pero sólo unos cuantos pueden hacer algo al respecto.

Buscando un escape

El hijo de Deborah, Daniel, no se equivocaba sobre que Cristo Rey St. Martin lleva a mejores perspectivas laborales.

Baltazar Pizano Sr., un padre de Waukegan con 4 hijos, lo sabe mejor que nadie. Cada uno de sus hijos se ha graduado o actualmente está estudiando en Cristo Rey, donde el 100% de los graduados de la clase de 2015 irá a la universidad (más del 80% va a cursar estudios universitarios de cuatro años de duración), y una abrumadora mayoría de estos estudiantes son hispanos. Los estudiantes de Cristo Rey están en un riguroso programa de trabajo y estudio, lo que ayuda a pagar parte de su matrícula. Casi todos los estudiantes reciben ayuda financiera adicional de la escuela.

Mariana, la hija mayor de Baltazar Sr., se graduó de la Universidad Loyola de Chicago y ahora trabaja en una firma de abogados de Illinois. Baltazar Jr. se graduó en el programa empresarial honorífico de Loyola en 2015 y comenzará a trabajar como contador en Ernst & Young en el otoño. Eloy está estudiando en la Escuela de Ingeniería de Milwaukee. José, el hijo menor de Baltazar, está matriculado en Cristo Rey.

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Baltazar Sr. cambió Guanajuato, México, por Waukegan hace casi 20 años y se convirtió en ciudadano de Estados Unidos para ofrecerles mejores oportunidades a sus hijos. Pero a su llegada, estaba desprevenido. “En la esquina de la calle, había chicos vendiendo drogas todos los días, y nadie hacía nada al respecto”.

“Fue entonces cuando decidí que necesitaba para poner a mis hijos en una escuela privada. Necesitaban estructura y disciplina”.

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El modelo de trabajo y estudio de Cristo Rey y sus grandes expectativas en los alumnos han permitido a estudiantes como Mariana, Baltazar Jr., Eloy y José acceder a las oportunidades que su padre jamás podría haber imaginado alcanzar en Guanajuato.

Y entre los que han dejado Waukegan por los campus universitarios llenos de alumnos procedentes de entornos más privilegiados, la esperanza en la ciudad sigue siendo fuerte. Los educados jóvenes de Waukegan saben que la ciudad está luchando y quieren ser parte de la solución.

“Muchos amigos que se graduaron planean volver y hacer algo por la comunidad”, dice Baltazar Jr.

“[Waukegan] no está en buena forma, y ​​cuando te vas, es una fuga de cerebros. La gente es consciente de eso. Te das cuenta de que puedes tener alguna influencia positiva si vuelves”.

“Nuestros padres renunciaron a muchas cosas para que nos graduáramos. Así que es nuestra responsabilidad retribuir ese esfuerzo”, dice.

De apocado a imponente

El renacer de una comunidad exige una combinación de escuelas florecientes y empleadores deseosos de contratar mano de obra calificada. Waukegan y muchas otras comunidades de Illinois no cuentan ni con lo uno ni con lo otro. Esto crea un círculo vicioso.

Hay cantidades de alumnos acabando la secundaria sin capacitación básica y eso los convierte en no contratables. Los pocos afortunados que consiguen burlar el sistema y estudiar en la universidad no tienen otro remedio que aceptar empleo en otros lugares. Y las probabilidades de conseguir inversión externa para impulsar el desarrollo son casi nulas sin una fuerza laboral calificada.

Pero una forma de empezar a cambiar el panorama de este problema – más opción escolar – ha tomado cuerpo a menos de 10 millas al norte de Waukegan, en Wisconsin. En 2013, el Estado del Tejón activó un programa de cheque escolar en todo el estado, donde los padres de bajos ingresos reciben dinero del estado para enviar a sus hijos a la escuela de su elección. Milwaukee, Wisconsin, a una hora de Waukegan en auto, es la sede del programa local de opción escolar más grande y antiguo de la nación. Más de 25,000 estudiantes de Milwaukee utilizan estos cheques para ir a la escuela de su elección.

Al igual que los gobiernos de Nueva Orleáns, Nevada y Carolina del Norte, los líderes políticos de Wisconsin han empoderado a los padres para que tomen las mejores opciones educativas para sus hijos. Vincular dólares públicos a las exigencias de los padres puede abrir la puerta para la expansión de opciones y oportunidades, forjando un futuro en el que se satisfagan las necesidades únicas de cada niño. El hijo de Deborah, un chico tímido que sueña con una carrera estable, podría ir a una escuela más pequeña, especializada en matemáticas y ciencias. El hijo de Diana, que necesita servicios especializados para que aprenda a tener una vida independiente, podría ir a una escuela para niños con necesidades especiales.

En Waukegan y en todo el estado, renacer exige replantearse el statu quo.

“Todo pasa por algo y cuando uno se siente derrotado, algo mejor llega… un mañana mejor es la opción escolar para mí”, dice Diana.

¿Concederán los que están en el poder esa opción?

Las familias de Illinois están esperando la respuesta.

Traducido por Miryam Lindberg.